Desde el Movimiento Cristiano afrontan el compromiso de la reconstrucción de la Argentina, basado en fe y justicia

Por Marcelo Laghi

Después de cuarenta años de democracia, nuestra Nación necesita un viraje de 180 grados: no para negar lo andado, sino para honrarlo con resultados. Como cristiano, como argentino comprometido, y como parte de un movimiento de fe que abraza la justicia social, vengo a proponer un camino para poner a la Argentina de pie.

Nuestra Patria sigue siendo —permítanme la imagen— una gran vaca lechera: generosa, fértil, capaz de dar trabajo y dignidad. Pero la vienen ordeñando sin medida: corrupción, robos, secuestros, desidia. La gente tiene miedo de salir a trabajar; le arrebatan la moto, el auto, la bici, el celular que todavía está pagando. Eso no es libertad. Eso no es justicia.

Un inicio en Mendoza
He escuchado el clamor mendocino por un cambio profundo. La provincia de Mendoza será el punto de partida de este recorrido nacional que estamos iniciando. Me acompañan Luis Costilla, Héctor Madeo y Braulio, junto a todo el equipo de Hacer Mendoza. A todos ellos, y a la inmensa comunidad que los rodea, gracias. Vamos a ordenar, producir y cuidar; vamos a hacerlo con método, con la gente adentro y con la verdad sobre la mesa.

Orden, ley y seguridad sin atajos
La primera obligación de un Estado es cuidar la vida y la libertad de su gente. Por eso digo con claridad: brindaremos seguridad absoluta, con una conducción civil firme y una coordinación judicial, política e institucional que termine con la puerta giratoria. Las fuerzas federales y provinciales deben trabajar como un solo cuerpo; las Fuerzas Armadas, dentro del marco constitucional, pueden y deben aportar a la reconstrucción de obra pública, logística y desarrollo.

Sé también que el orden no se declama: se organiza. Y se comunica con responsabilidad, sin “espantar voto” ni sembrar miedo. Vamos a llevar un plan serio, medible y federal. He pedido una entrevista formal, de cristiano a cristiano, con el presidente Nayib Bukele: no para copiar sin pensar, sino para aprender de lo que funciona en materia de seguridad y adaptarlo a nuestra Constitución y a nuestros derechos.

Federalismo real y fronteras sólidas
Argentina será grande cuando cada provincia sea protagonista: fronteras firmes, rutas transitables, escuelas abiertas, salud de pie, campo y economías regionales produciendo. Un país libre no es un país sin ley; es un país con la misma ley para todos, se sea poderoso o humilde.

Trabajo, dignidad y justicia social
El Movimiento Cristiano que integro no es de unos pocos: es de todos. Y cuando digo todos, digo todos: discapacitados, jubilados, trabajadores públicos y privados, emprendedores, jóvenes que hoy sienten que el futuro les fue arrebatado. Trabajo y dignidad son dos caras de una misma moneda; sin trabajo no hay familia que aguante, y sin familia no hay Nación que se sostenga.

Contra la corrupción, sin excepciones
Lo repito porque es el corazón del desorden: sin corrupción. Ni en la política, ni en la justicia, ni en los negocios del Estado. Auditorías abiertas, compras transparentes, licitaciones competitivas, ficha limpia para cargos electivos y de alta gestión. El que no quiera una Patria honesta, que lo diga; nosotros no vamos a ceder.

Constitución y fe: el rumbo común
Somos la generación que sabe el rumbo: volver a la Constitución como contrato vivo, y sostenernos en la fe que nos recuerda que cada persona merece respeto, oportunidades y perdón, pero también límites claros. A los jóvenes les debemos un país previsible: que puedan estudiar, trabajar, formar familia, y no vivir del crédito eterno que devora su mes a mes.

Diez compromisos para comenzar
Plan Federal de Seguridad con metas por provincia y evaluación pública trimestral.
Coordinación Judicial–Política–Institucional: fin de la puerta giratoria y persecución del delito complejo.
Fronteras seguras con tecnología, control de rutas y lucha integral contra el narcotráfico (prevención, salud y justicia).
Transparencia total en la gestión: datos abiertos, licitaciones en línea, ficha limpia.
Obra pública útil y rápida orientada a producción: rutas, logística, conectividad y agua.
Escuela y trabajo: terminalidad educativa, oficios y primer empleo joven.
Campo y economías regionales: reglas claras, impuestos razonables y exportación con valor agregado.
Apoyo al comerciante y al emprendedor: seguridad barrial, crédito productivo y alivio burocrático.
Cuidado de los más vulnerables: discapacidad, tercera edad y niñez como prioridad presupuestaria real.
Diálogo federal permanente: gobernadores e intendentes en mesa de coordinación mensual con metas comunes.
 
Hay dos caminos:
O seguimos en la pendiente de la corrupción, la droga, la estafa y la violencia, o asumimos el camino de la libertad cristiana asegurada, con orden, trabajo y justicia social. Yo elijo este segundo camino. Y los invito a caminarlo conmigo. Por Cristo Jesús, amén.

Por Marcelo Laghi
Movimiento Cristiano · Argentina